TDAH INFANTIL: 9 CONSEJOS PARA CONTROLAR LAS RABIETAS EN LA CASA O COLEGIO




En los niños con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), la impulsividad se manifiesta de muchas maneras.

“Los niños pueden salir corriendo impulsivamente. Pueden pegar a un compañero de clase. Pueden subirse al tejado y saltar, esperando volar como Superman”, dice Terry Matlen, ACSW, psicoterapeuta y autora de “Consejos de supervivencia para mujeres con TDAH”.

Y también pueden tener rabietas. Hay muchas razones por las que los niños con TDAH tienen berrinches. Por ejemplo, “muchos niños con TDAH no comprenden el concepto de ‘después’. Es ahora o ahora”, dice Matlen. Les resulta muy difícil mantener a la espera sus deseos y necesidades. Son niños y todavía tienen que aprender a calmarse o a expresar de forma adecuada sus necesidades y emociones.

“Una pequeña desilusión se convierte en el fin del mundo y nada parece apartar al niño de lo que parece ser una obsesión por sus intensas necesidades del momento.”

También pueden sentirse abrumados por acontecimientos externos, como “demasiado ruido o excitación en una fiesta… Todos estos síntomas juntos hacen muy difícil mantener la calma en situaciones de estrés, miedo o ansiedad.”

Cuando tu hijo tiene una rabieta, especialmente en público, es difícil saber cómo reaccionar. Algunos padres pasan de un extremo a otro, de ceder para aplacar a su hijo a castigarlos y enojarse, según Matlen.

Aunque pueda parecer imposible, se puede navegar por la difícil ruta de las rabietas. He aquí las estrategias de los expertos para evitar berrinches o dominarlos cuando empiezan.

1. Identifica la fuente.

La psicoterapeuta Stephanie Sarkis, Ph.D, sugiere fijarse en “qué es lo que puede estar desencadenando las conductas de tu hijo.” Cuando consigues encontrar el origen de la conducta, dice, puedes dar pasos para cambiarla.


Saber qué es lo que hace saltar a tu hijo, dice Matlen, puede ayudarte a desactivar sus rabietas lo antes posible. Por ejemplo, ¿tiene hambre? ¿está falto de sueño? ¿está sintiendo emociones intensas? Una vez has identificado el problema de fondo, trata de resolverlo.

Esta es también una buena forma de prevenir las rabietas. Por ejemplo, si tu hijo pierde el control en el ambiente sobreestimulante de una feria, no le lleves, dice Matlen.

2. Explica de antemano las consecuencias.

Antes de que llegue a comenzar la rabieta, Matlen sugiere hablar con tu hijo sobre las consecuencias negativas del mal comportamiento. Da el siguiente ejemplo: “Si gritas y lloras cuando apague la tele, hoy no volverás a verla.”

Matlen adoptó este criterio cuando su hija tenía 5 años. Ella solía tener rabietas cuando no conseguía que le comprara un juguete.” Antes de salir de compras, le dije que si cogía una rabieta, la cogería y la llevaría a casa. No habría juguetes ni iría a la tienda durante mucho tiempo”.

Su hija tuvo todavía un berrinche. Pero en vez de enfadarse o amargarse, Matlen cogió a su hija, la llevó al coche y condujo hasta casa sin decir una sola palabra. Y nunca más volvió a ocurrir.

“Por supuesto, puede que esto no funcione siempre, pero es un ejemplo de cómo planificar y obtener un resultado que todos puedan entender.”

3. Habla con tu hija y anímale a que hable también.

Habla a tu hija en tono suave y calmado, reconociendo sus sentimientos, aconseja Matlen. Sarkis dice que hacerlo ayudará a que se sienta escuchada.

Por ejemplo, según Matlen, podrías decir: “Sé que estás enojada porque no te voy a comprar ese juguete. Te sientes frustrada y como a punto de explotar, ¿no es así?”

Entonces, anima a tu hija a expresar también sus sentimientos: “Yo también me enfadaría mucho si no consiguiera lo que quiero inmediatamente; vamos a hablar de por qué es tan importante eso para ti, para que yo pueda entenderlo.”

4. Distráele.

Para los niños más pequeños, la distracción puede funcionar, dice Matlen. “Habla de algo completamente diferente, como las ganas que tienes de ver ese programa de televisión que habéis planeado para cuando lleguéis a casa.”

5. Dale un tiempo muerto.

“Sin embargo, a veces nada parece funcionar y el niño no para, intentes lo que intentes” dice Matlen. Cuando esto suceda, explícale con calma que tiene que ir a su habitación; podrá salir cuando se haya calmado. Para Matlen, es una forma muy poderosa de aprender conductas de auto-relajación. Por eso, es importante tener objetos que promuevan una forma sana de afrontarlo, como un osito de peluche o juguetes anti-estrés.


6. Ignora la rabieta.

“A veces, la mejor reacción a una rabieta es no reaccionar”, dice Sarkis, autora de varios libros sobre el TDAH, como “Obtener un título con TDAH: Guía del estudiante para tener éxito en la universidad con Trastorno de Déficit de Atención”. Esto se debe a que “incluso la atención negativa es atención, y supone un ‘premio’ a su comportamiento.” Así que no dar “audiencia” a tu hijo puede acortar su rabieta.

Si tu hija tiene una rabieta en pleno supermercado -y no hay mucha gente alrededor- déjala con su rabieta, dice Sarkis. “No importa que los demás te miren. Sólo recuerda que no prestar atención a ese comportamiento ayudará a apagarlo”.

7. Dale recordatorios.

Según ambas expertas, los niños con TDAH tienen problemas con las transiciones. Pueden tener un berrinche cuando hay que marcharse del lugar de juegos o abandonar su videojuego para ir a cenar, dice Matlen. “Es difícil dejar de hacer cosas agradables, sobre todo si es para hacer algo que no es divertido.”

Aquí es donde los recordatorios son clave. Por ejemplo, recuerda a tu hijo que dentro de 30, 15, 10 y 5 minutos, tendrá que ir a cenar. Fija también consecuencias en caso de incumplimiento, como no jugar después de la cena, o jugar 15 minutos en lugar de 30 (o directamente, prohibir los videojuegos antes de la cena)

Matlen da este ejemplo de lo que debes decir a tu hijo: “Sé que te cuesta dejar de jugar a la PlayStation para ir a cenar. Te lo recordaré antes para que te sea más fácil. Sin embargo, no voy a admitir un berrinche, así que si eso pasa… (llena tú el espacio en blanco)”.

8. Felicita a tu hijo por controlarse.

“Los padres tienen que pillar a sus niños portándose bien más veces que portándose mal”, dice Sarkis. “Los niños con TDAH responden bien al refuerzo positivo”. Además, “aquello en lo que lo que te fijas aumentará”.

Según Matlen, en lugar de decir: “Eres una buena chica por no haber cogido una rabieta cuando te dije que no habría helado” una mejor respuesta sería: “Debes estar muy orgullosa de ti misma por no haber tenido un berrinche cuando viste que no quedaban galletas. ¡Bien hecho!”

9. Evita los castigos físicos.

“Es normal enfadarte cuando ves a tu hijo revolcarse en el suelo, pataleando y gritando”, dijo Matlen. Puedes agarrarle, o incluso pegarle, pero esto sólo alimentará la situación negativa y alterará más a todos. “El castigo físico puede desactivar temporalmente el comportamiento –aunque, por lo general, sólo intensifica el comportamiento negativo- pero también marca la pauta de que puedes pegar a la gente cuando estás enfadado”. Además, un niño tiene que “aprender a controlarse”.

Lidiar con las rabietas es difícil. Pero planificando el futuro, manteniendo la calma y aplicando estrategias específicas, puedes desactivarlas. Y si el berrinche no desaparece, trata de capearlo.

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