DÉFICIT DE ATENCIÓN O FALTA DE MOTIVACIÓN EN LOS NIÑOS CON TDAH



Es conocido que el TDAH se define por alteraciones en el mantenimiento de la atención y/o una excesiva actividad motora y una marcada impulsividad. Pero además de los anteriores síntomas clásicos que sirven para diferenciar el TDAH de otros trastornos, existen otras dos características clínicas que se observan con mucha frecuencia en los pacientes con TDAH tanto en la infancia como en la edad adulta.


El primero de ellos es la inestabilidad emocional, que1 puede comportar cambios bruscos de ánimo (incluso en varias ocasiones a lo largo de un mismo día), irritabilidad, pérdida del control con facilidad, un temperamento fuerte, baja tolerancia a la frustración y dificultades en el manejo de la ira. En algunos estudios, se ha llegado a observar que más del 70% de pacientes presentaban estos síntomas.

El segundo de ellos, son las dificultades relacionadas con la motivación. Es frecuente observar como las personas con TDAH expresan una necesidad de estímulos con recompensa inmediata, lo que comporta limitaciones para realizar tareas con una gratificación demorada en el tiempo.  También, suelen referir intensas dificultades para llevar a cabo tareas rutinarias, aunque estas impliquen un marcado beneficio para ellos. No es infrecuente oír, que “solo puedo hacer lo que me motiva mucho, mucho”, restringiendo por tanto, las tareas que la persona puede realizar de forma satisfactoria. Pues bien, estas dificultades en la motivación no son una característica clínica añadida al TDAH, sino que son una propiedad intrínseca del mismo. Por eso, el objetivo de este escrito es poder conocer algo más sobre esta relación entre el TDAH y la motivación.

¿Qué es la motivación?

La motivación se puede definir como aquel impulso interior que causa el movimiento de nuestra conducta1. En el fondo, es el “combustible” que va a necesitar nuestro cerebro y nuestra mente para llevar a cabo un comportamiento, un objetivo final. Podríamos decir que sería el motivo último por el cual alguien realiza alguna acción. Se han llegado a definir hasta 14.000 motivos diferentes que pueden impulsar a las personas a realizar su conducta1. Se han señalado como motivaciones universales del hombre,  el hambre, el deseo sexual, el temor, el viajar, la risa, la comodidad y la posesión. También se han destacado el deseo de reconocimiento, de fama o el dominio. Hay quien piensa que todas estas listas no dejan de ser arbitrarias y con un escaso fundamento científico. De cualquier forma, a lo largo de los años parece que existe un consenso entorno a tres grandes motivos básicos, como el logro, el poder y la afiliación. Por otra parte, los expertos diferencian entre motivación intrínseca (motivada por propia iniciativa) y motivación extrínseca (motivada por un refuerzo exterior, como una recompensa)

¿De qué depende nuestra capacidad de motivación?


La motivación no va a depender de un único factor y su déficit o alteración no va a depender de una causa única. Es más complejo…aunque al final, verán que puede llegar a ser más simple de lo que inicialmente podríamos pensar. En la motivación juegan un papel importante la educación recibida, el ambiente que nos rodea en nuestro día a día y características biológicas que van a condicionar nuestra personalidad. Sabemos que en nuestro cerebro existe un circuito neuronal clave en la comprensión de la motivación, el circuito de la recompensa2. Este circuito está integrado por diferentes partes de nuestro cerebro, una de ellas es el núcleo accumbens. ¿Y saben que neurotransmisor cerebral juega un papel fundamental en el funcionamiento de este circuito de la recompensa?: la dopamina. ¡Lo han acertado!, nuestra bien conocida dopamina para aquellos que lidiamos día a día con el TDAH.

¿Por qué el TDAH implica alteraciones en la motivación?

Como decíamos al principio, hoy día se entiende que las alteraciones en la motivación son características del TDAH. Es decir, que podríamos definir al TDAH como un trastorno de la motivación casi más que del déficit de atención. Las investigaciones recientes parecen apuntar que las alteraciones en el circuito de la recompensa y la motivación, llevarían a que los pacientes tuviesen problemas para mantener su atención de forma adecuada en el tiempo. En este sentido, son fundamentales los trabajos científicos realizados por el grupo de investigación de la doctora Nora Volkow en EE.UU. En uno de ellos observaron como en personas adultas con TDAH, existían alteraciones en el circuito de la recompensa, y los receptores de dopamina2. Así, las personas con TDAH mostraron en comparación a los voluntarios sanos sin TDAH:

Necesidad de mayor incentivo para modificar conductas
Dificultad para esperar la gratificación
Respuesta disminuida al esfuerzo
Preferencia por la recompensa inmediata
En otro estudio publicado por nuestro grupo de trabajo en la Universidad Autònoma de Barcelona y el Hospital Universitari Vall d’Hebron, pudimos comprobar que el tamaño del nucleo accumbens estaba disminuido en los niños con TDAH que participaron en el estudio al compararlos con niños sin TDAH3.  Los resultados de estos trabajos, parecen indicar que el circuito que controla nuestra correcta capacidad de motivación sufre alteraciones en las personas con TDAH, en mayor o menor intensidad (no todas las personas con TDAH van a tener el mismo nivel de afectación)4,5.

Por otra parte, se sabe que el TDAH se inicia en la infancia y que se asocia con un retraso en la maduración de determinadas zonas cerebrales. La presencia de un TDAH puede generar intensas dificultades en el aprendizaje y en el autocontrol de la conducta del niño. Por lo que fácilmente, se pueden dar situaciones de mal rendimiento académico y de conflicto generadas por la conducta alterada. Todo ello, puede derivar en una baja autoestima de la persona con TDAH, en una mala imagen de uno mismo, en inseguridad, miedo al fracaso, frustración, cansancio e incluso ira.

Todas estas últimas emociones y sentimientos, se sabe que son palos a las ruedas de la motivación. Son como cubos de agua a ese fuego interior que debería ser la motivación.  Si a todo ello, sumamos que en nuestro país, al llegar a la adolescencia, los chicos deben realizar unos estudios denominados Educación Secundaria OBLIGATORIA (ojo, presten atención: adolescencia, sumada al TDAH y con la palabra obligatoria por medio…peligro, ¡¡¡horror!!!, pensareis muchos de vosotros…), pues tenemos una combinación nada favorable. Aspectos neurobiológicos que limitan la capacidad de motivación, situaciones ambientales que han generado baja autoestima y para postre, una educación poco atractiva o estimulante, ya  desde su misma denominación.  Esta es la situación que viven hoy día una gran proporción de las personas con TDAH tanto en la infancia como en la edad adulta.
¿Qué podemos hacer para mejorar la capacidad de motivación en el TDAH?

En mi opinión, el primer aspecto primordial es realizar un diagnóstico y tratamiento del TDAH lo antes posible. Cada año que demoramos la intervención psicológica o si fuese preciso por la gravedad de los síntomas, el tratamiento farmacológico, se altera más la autoestima, la sensación de fracaso, la inseguridad; todos los aspectos que anteriormente se detallaban como negativos para el correcto desarrollo de la motivación.

En la familia

A nivel de educación familiar, es fundamental transmitir comprensión y confianza, empatía, respeto, apoyo, afecto… Y a la vez, dentro de la comprensión, flexibilidad, orden, estabilidad y cercanía. Todo ello desde los primeros meses de vida… No podemos empezar a instaurar orden, pautas o confianza a partir de la adolescencia, se debe iniciar de forma muy temprana. Al igual que no debemos retrasar el manejo del propio TDAH.

En el colegio

Si nos centramos en el aspecto educativo escolar, el gran reto será convertir las clases en algo mucho más atractivo y menos convencional, para que puedan llegar a la adolescencia con “hambre por el saber” y lo más seguros de sí mismos posible. Como dice el profesor César Bona (nominado al Global Teacher Prize, considerado el premio nobel de la enseñanza) “la educación es más que meter datos en la cabeza”, y máxime en un mundo cada vez más rodeado de tecnología. Este profesor de una escuela pública de Zaragoza, ha puesto en evidencia o quizás, gracias a su reciente repercusión mediática, ha dado a conocer al gran público que también en la educación puede haber otras maneras o formas de hacer las cosas, que sean mucho más atractivas y por tanto motivantes y en definitiva, útiles. Aunque este mismo aspecto, no es tan simple como pudiese parecer. Así, en el Estudio Internacional de Tendencias en Matemática y Ciencias (TIMSS) de 2007 se puso de manifiesto que los factores de interés por una materia y logro obtenido, no tienen por qué presentar una relación significativa. Algunos expertos indican que es fundamental para incrementar la motivación que los alumnos se consideren a sí mismos personas autodeterminadas (como participar en los objetivos escolares), que tomen conciencia de sus propias capacidades (con refuerzos positivos y feedback frecuente) y que el aprendizaje tenga un marco social (como el trabajo en grupo)6. Aspectos que se pueden percibir claramente en los trabajos del profesor César Bona.


En el día a día de cualquier persona, tenga o no TDAH, será importante transmitirle confianza y seguridad para tener una buena capacidad de constancia en los objetivos. Será de especial ayuda a las personas con TDAH tener un cierto compromiso externo en la realización del objetivo. Además, deberemos dividir en pequeñas partes el objetivo final que la persona se ha marcado y siempre con un sentido realista y posibilista. Los aspectos emocionales, que ya se señalaron (ira, sensación de fracaso, etc…) deberían estar controlados, de lo contrario actuarán como aspectos negativos en la motivación. Por otra parte, tal y como señala la Dra. Brandstätter de Múnich, las personas debemos aprender a trazarnos objetivos y también a saber abandonarlos si fuese preciso6.

En la visita al médico

Finalmente, otro aspecto de la motivación que puede preocupar es el interés que muestra el adolescente en acudir a las visitas con su terapeuta y en el seguimiento del tratamiento recomendado.  Pienso que es fundamental mantener una actitud absolutamente empática con el paciente, con la finalidad de poder comprender cuáles son sus preocupaciones, sus miedos, etc… Respetar sus propias decisiones tras haber mantenido una conversación abierta, informando de todas las posibilidades terapéuticas. El lenguaje debe ser claro y cercano. Tener visitas con frecuencia, no demorarlas más de dos meses. Pero sin duda, uno de los aspectos primordiales será mejorar su autoestima y ayudarle a marcarse objetivos realistas y a corto plazo.

Decíamos antes que el TDAH y la motivación son dos caras de una misma moneda. No podemos entender el TDAH sin la motivación y no podemos trabajar bien la motivación alterada si no comprendemos los síntomas que definen al TDAH y sus repercusiones. Sin duda, algo que debe ser tremendamente motivador para todos los que vivimos día a día con el TDAH, tanto pacientes, familiares, como profesionales, es saber que existen herramientas útiles y eficaces para mejorar la motivación en el TDAH y en definitiva, el bienestar de las personas que lo padecen.

Creditos tdah y tu
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